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La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) hizo de este milagro una decisión sin precedentes. Durante los próximos tres meses no podremos seguir las operaciones de los ciegos de Worldcoin, que desde julio se han escapado del iris de unos 400.000 españoles para validar sus cuentas y recompensas con un mes de criptomonedas, que ahora tienen un valor de uno 80 euros. Los datos reconocidos hasta la fecha por Worldcoin, la empresa ligada a Sam Altman, el padrino de ChatGPT, que han bloqueado, porque no podrá procesarlos ni compartirlos hasta que una investigación internacional determine si son legales o no para un privado. individual. La empresa reconoce este tipo de datos.
Es la primera vez que la AEPD toma medidas cautelares. El director de la agencia, Mar España, resumió una excepción: “Actuamos urgentemente para poder calmar la situación. Nuestra decisión está justificada para evitar daños potencialmente irreparables. No lo retiren sin privar al pueblo de la protección que tiene tras de sí.»
¿Por qué esta velocidad paraliza la grabación de fotografías en alta resolución del iris de los usuarios? “Porque ha generado un estado de alarma social. Creo que el dinero que se forma en los centros comerciales y que hay criptomonedas de nivel medio que se han visto obligadas por la AEPD a moverse rápido”, afirma Borja Adsuara, consultor y experto en derecho digital, quien expresa su preocupación por esto «Don No te centres en lo importante: el problema no es que entregues dinero por tu iris, siempre y cuando tengas claro que se trata de la forma correcta».
El valor de los datos biométricos
Hay muchos tipos de datos personales. Las llamadas más utilizadas en el día son nombre y dirección, dirección o número de teléfono. Todos ellos pueden servir para identificar a un individuo concreto, pero comparten otras características: el interesado puede modificarlo.
Otros datos personales, sin embargo, nos acompañarán durante toda nuestra vida. Se denominan datos biométricos: aquellos que aluden a las características únicas de cada persona, ya sean fisiológicas, físicas o vinculadas al comportamiento. Este tipo de información se puede codificar en un menú que permanece inmutable en el tiempo. Mantengamos el mismo ADN desde que nacemos hasta que morimos. Lo mismo ocurre con los años de los dedos (a excepción de los discos). La pequeña evolución ha ido evolucionando a lo largo de los años (aprendemos, crecemos, perdemos cabello), pero existen algoritmos capaces de establecer patrones singulares -por ejemplo, mediar la distancia entre los ojos, de estos con la boca o la boca- que nos permiten reconocerlos como personas con un alto nivel de atención y actitud sostenida en el tiempo.
El iris es, entre los distintos datos biométricos, la forma más segura de identificar a una persona, según David Arroyo, investigador principal del grupo de seguridad y protección de la privacidad del CSIC, quien advierte que «si te roban el iris, en cuanto Maggiore Digo , la clave alfanumérica con la que dispone de puntuación biométrica se puede utilizar para identificar su identidad en muchos sitios. La lectura del iris es mucho más precisa que el reconocimiento facial. No se utiliza tanto porque el sensor necesario es más caro y la regulación de estos sistemas es más compleja.»
Además de su valor como identificador personal, un análisis del iris puede proporcionar mucha otra información, tanto fisiológica como conductual. “Al observar tu visión y cómo se dilata la pupila puedes saber qué le gusta a alguien, qué le gusta, qué le interesa y qué características cognitivas tiene, cómo funciona la enfermedad de Parkinson”, indica Carissa Véliz, profesora de filosofía en la Universidad de Oxford y el autor del libro. La privacidad es poderosa.
La lectura de iris está reservada para un entorno de alta seguridad, como medio adicional de identificación para acceder a determinadas dependencias. «Me permite obtener una autenticación muy sólida, pero introduce muchos problemas de privacidad, porque el iris es algo que está directa e inequívocamente vinculado a una persona específica», añade Arroyo.
Un rasgo especial
Las particularidades de los datos biométricos hacen que el tratamiento legal sea más restrictivo que el resto. “El legislador europeo los considera una categoría especial de datos. Se puede entender bien cuando la legislación española lo permite expresamente para fines concretos, incluso cuando se basa en el consentimiento”, argumenta Ricard Martínez, director de la Cátedra de Privacidad y Transformación Digital de la Universitat de València. “La ley española dice que, en datos sanitarios y biométricos, presumiblemente, deberías lo podrán permitir. Pero esto no significa que todo el mar sea posible. Podrá recurrir al consentimiento del interesado y realizar una actividad limitada, desproporcionada o vulnerar un derecho fundamental. Es más complicado de lo que parece».
El uso que se le da a estos datos es clave. La AEPD multó en 2021 en Mercadona con 3,5 millones de euros (bonificación de 2,5 para cubrir el pago voluntario) por utilizar cámaras con sistemas de reconocimiento facial en 48 de sus locales. La compañía dijo que ha instalado la tecnología para detectar personas según el orden de sus entornos. El organismo decidió que el fin perseguido, identificándose con el condenado, no justificaba la acogida facial por parte de todos los clientes que entraban en los supermercados de la cadena.
Al volar, en el caso de Worldcoin, las personas descienden del iris y convierten esta imagen en un código alfanumérico. Esta planta es la que identifica al usuario. “El problema no es que Worldcoin haya reconocido estos datos de 400.000 personas, porque tienen todos estos datos e imágenes a disposición de otros algoritmos y no saben exactamente qué es”, afirma Jorge García Herrero, delegado de protección de datos y abogado especialista en implementar esta legislación.
El gran peligro de los datos biométricos es que se utilizan con sanciones no legítimas. En China, por ejemplo, se utilizan sistemas de reconocimiento facial para vigilar y procesar a los uigures. Existe la sospecha de que cuando los talibanes recuperen el control de Afganistán en 2021, utilizarán tecnologías de identificación biométrica, como la lectura del iris, para detectar y registrar a sus antiguos colaboradores del régimen. La biometría es una herramienta inimitable si se pretende actualizarla, y los datos biométricos probablemente también puedan usarse para reemplazar las identidades de las personas.
Sí, no, ¿me importa la privacidad?
“Soy ciudadano de un pastel, Google tiene todos mis datos, no creo que el ojo aguante mucho”, dice un joven que estuvo dispuesto a escanear su iris en el centro comercial La Vaguada durante dos semanas en EL PAÍS, en Madrid. Es un tema recurrente. Carissa Véliz, de la Universidad de Oxford, lo considera falaz. “Solo pensamos que cuando algo es personal es individual, pero cuando comparamos tus datos personales, en realidad también estás poniendo en peligro a otros, como en el caso de Cambridge Analytica”, explica en referencia al escándalo de esta consultora. , que tiene acceso a la información personal de 50 millones de usuarios de Facebook para crear perfiles de votantes estatales y publicidad electoral personalizada directa.
“Puede ser que no te importe tu privacidad, pero yo no lo veo como un derecho, mucho más como una obligación, porque puedes poner en peligro todo tu entorno”, afirma David Arroyo, del CSIC. “Este tipo de datos se utilizan para caracterizar a otras personas y con ellos se atacan los ataques más sofisticados, como el phishing o la desinformación”, añade. Si bien tiene derecho a rectificar y eliminar datos biométricos reconocidos, se dice que los está utilizando para entrenar el equipo para que lo haga de la forma más eficiente.
Lo que preocupa a los expertos del caso Worldcoin es lo que contribuye a normalizar una tecnología, la lectura del iris, que tiene un doble hilo conductor. “Si sabemos que se establece como una forma legítima de verificación, eventualmente el mundo entenderá su uso”, afirma Véliz. “Me complació mucho normalizar el uso del reconocimiento facial para desbloquear teléfonos. Creo que la gente puede percibir esta tecnología como algo natural. Confiemos en que no podemos mezclarlo con la lectura del iris”.
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